lunes, 11 de enero de 2016

Qué es la superbacteria CRE y por qué preocupa en EE.UU.


"Bacteria pesadilla" la ha llamado el director de los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades de Estados Unidos (CDC), Tom Frieden.




 Y no es para menos, ya que resulta letal en un 50% de los casos y los fármacos no son eficaces para luchar contra ella.
Pertenece al grupo de las enterobacterias resistentes a los carbapenémicos (CRE, por sus siglas en inglés) y se ha convertido en el principal tema de conversación en los círculos sanitarios y no sanitarios estadounidenses, después de que esta semana dos personas fallecieran tras adquirirla en tratamientos endoscópicos rutinarios en un hospital de Los Ángeles.
Otros cinco pacientes siguen infectados en el Centro Médico Ronald Reagan de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) y se ha informado que 179 más podrían haber estado expuestos a la peligrosa cepa.
BBC Mundo explica qué son las CRE, cómo se adquiere y cuán peligrosa es, entre otras cuestiones.
Las enterobacterias resistentes a los carbapenémicos son una familia de superbacterias que, gracias a una enzima, se han vuelto inmunes al efecto de los antibióticos modernos más potentes, las carbapenemas.

Pueden provocar infecciones en el pulmón o en el ducto biliar y los síntomas incluyen tos, fiebre y escalofríos.
Los cientícificos las identificaron por primera vez en 2001.
Según los CDC, no suelen afectar a las personas sanas.
Por eso, las infecciones por CRE se dan principalmente en hospitales, asilos y otras instalaciones de atención médica.
No se contagian por vía aérea.

Según la Oficina de Salud Pública de Virginia del Oeste, los pacientes infectados suelen tener la bacteria en la piel o en sus manos y las propagan a través de orina, heces o heridas.
"Estos pacientes contaminan los pomos de las puertas, barras de las camas, interruptores, inodoros, orinales y accesorios del baño", advierte la oficina. Así, las bacterias pasan de unos a otros cuando comparten habitación.
Si un trabajador sanitario toca la herida o las heces de un paciente con CRE o alguna de las instalaciones infectadas sin llevar los guantes puestos y contamina después algún instrumento médico, como un endoscopio o un dispositivo quirúrgico, la bacteria puede acceder a la corriente sanguínea de un tercero. Es en esos casos en los que la infección resulta más peligrosa, sobre todo si el tercero es un enfermo.
Aunque no hay datos nacionales, los CDC dicen que 47 estados han reportado casos. Y de acuerdo a un estudio publicado por ese organismo en 2013, cada año las CRE causan unas 9.000 infecciones en EE.UU.
Aunque no vierte cifras globales, un informe de la Organización Mundial de la Salud de abril de 2014 advierte que la resistencia a los antibióticos es "una amenaza seria para la salud pública a nivel mundial".
El Centro Médico Ronald Reagan de la UCLA detectó el brote el pasado mes mientras trataba a un paciente. Y esta semana llamó a las 179 personas que fueron tratadas entre octubre de 2014 y enero de este año a someterse a pruebas para confirmar o descartar la sospecha.
El del hospital de la UCLA es el último de una serie de casos ocurridos desde 2012 en centros hospitalarios en los estados de Pensilvania, Illinois y Washington.



Las cifras sobre la letalidad de la superbacteria varía de un estudio a otro, pero todos indican que cuando ésta accede a la corriente sanguínea en entre el 40% y el 50% de los casos el paciente muere.
Aunque "los científicos no tienen información suficiente para determinar la mortalidad", advierte el presidente de los CDC, Tom Frieden.

Frente a esto, para tranquilizar a la opinión pública los funcionarios de salud ofrecieron el jueves una conferencia de prensa.
"Este brote no es una amenaza para la salud pública", afirmó el médico Benjamin Schwartz, subdirector de control y prevención de enfermedades transmisibles graves del Departamento de Salud Pública del condado de Los Ángeles.
La limpieza es vital, advierten los CDC. Y esto se aplica tanto a pacientes como a trabajadores sanitarios.
Se aconseja lavarse las manos y desinfectar los instrumentos médicos y las instalaciones sanitarias constantemente.
En ese sentido, el Centro Médico Ronald Reagan de la UCLA asegura haber identificado al menos dos endoscopios contaminados, aunque insiste en que siguió todos los protocolos para desinfectarlos.

Se trata de unos instrumentos especializados, unos tubos delgados y flexibles de fibra, que se introducen por el esófago para que el médico pueda examinar el duodeno.
Generalmente suelen estar dotados de una luz y una cámara y se utilizan para tratar cánceres, piedras biliares y otras enfermedades del sistema digestivo.
"Fueron esterilizados de acuerdo con las instrucciones del fabricante", dijo en rueda de prensa Robert Cherry, jefe médico y funcionario encargado de la calidad del sistema de salud de UCLA.
Ante la explicación de las autoridades del hospital, el mismo jueves la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA, por sus siglas en inglés) advirtió a los doctores que, aunque sigan las instrucciones indicadas, el instrumental médico puede retener gérmenes infecciosos.
A través de un comunicado, la agencia señaló que hay que centrarse en "determinar qué más se puede hacer para reducir las infecciones". Pero añadió que retirar el modelo de endoscopio involucrado en el último brote privaría a cientos de miles de pacientes de "este procedimiento benéfico que con frecuencia salva vidas".
"La FDA considera que se continúe con la disponibilidad de estos instrumentos es, en estos momentos, lo mejor para la salud pública".

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