La tiroides es una pequeña glándula en forma de mariposa que se ubica justo en la zona de la garganta, y su importancia radica en las funciones que desempeña para el buen funcionamiento de todo el organismo.
Esta contiene una proteína conocida como tiroglobulina, la cual se une al yodo para formar hormonas, responsables de regular las labores que llevan a cabo los órganos, tejidos y células.
Los problemas tiroideos ocurren cuando la tiroglobulina tiene dificultades para unirse al yodo, por lo que se reduce la producción hormonal.
Esto, por supuesto, crea un desequilibrio total en la salud del cuerpo, ya que, por ejemplo, estas secreciones son las responsables de la actividad del metabolismo y de la capacidad para transportar el oxígeno hacia las células del cuerpo.
Aunque existen diversas patologías de la tiroides, la que más afecta a las personas es la que se conoce como hipotiroidismo. Se trata de una condición en la que se reduce la segregación hormonal, y se producen cambios negativos en el cuerpo a los que se les debe dar control.
Se estima que un 80% de las personas con problemas de la tiroides padecen algún grado de hipotiroidismo.
El otro 20% se distribuye en aquellos que sufren de nódulos en la tiroides e hipertiroidismo, que es todo lo contrario al hipotiroidismo, ya que en este caso se da por la excesiva actividad de la glándula.
Gran parte de la población aún desconoce que padece problemas tiroideos y suelen confundir sus síntomas con el de otras afecciones comunes. El problema es que, de no tratarse, puede conllevar a consecuencias bastante graves y, en casos extremos, inducir a un coma o causar la muerte.
¿Cuáles son los síntomas de un problema en la tiroides?
Para diagnosticar a tiempo un problema tiroideo es esencial escuchar el cuerpo y prestarle atención a las posibles señales que nos envíe.
Aunque los síntomas pueden variar de persona a persona y en función del tipo de alteración que estén padeciendo, en la mayoría de los casos son más contundentes los que anuncian el hipotiroidismo.
Fatiga
Sentir bajos niveles de energía y falta de entusiasmo es una de las primeras señales de esta enfermedad. Si bien puede ocasionarse por otras razones, es bueno darle importancia cuando se presenta de manera recurrente.
Para estar más seguros de cuándo encender las alertas, hay que considerar algunas diferencias.
Cuando la fatiga se debe a una condición tiroidea, en primer lugar, se dificulta mantener las energías durante el tiempo en el que se realizan las actividades cotidianas.
Si la función de la tiroides disminuye, también se reducen las fuerzas físicas y mentales para asumir cada labor del día.
Peso corporal
El aumento de peso corporal se produce por la disminución en la actividad del metabolismo. Si de repente se ganan kilos o existen dificultades para perderlos, a pesar de realizar ejercicios y llevar una buena alimentación, es mejor consultar al especialista.
Por otro lado, si ocurre todo lo contrario, no se debe pensar que es un milagro o un beneficio. Si bien es bueno bajar de peso, perderlo por el exceso de la función tiroidea implica algunos riesgos a los que se les debe prestar mucha atención.
Daños en la piel y el cabello
Cuando existen cambios de clima bruscos es común que la piel y el cabello pierdan su humedad natural y empiecen a secarse.
Si este parece no ser su origen, es probable que exista alguna dificultad con la función de la tiroides. En este caso la piel luce opaca, seca y áspera, y el cabello tiende a debilitarse y caerse.
Estreñimiento
Al reducirse la actividad hormonal de la glándula, todos los procesos biológicos del organismo se ralentizan y los sistemas tienen dificultades para llevar a cabo sus funciones.
En lo que tiene que ver con el sistema digestivo, empieza a haber dificultades para absorber correctamente los nutrientes de los alimentos, así como para eliminar los residuos a través del tracto digestivo.
Molestias en la garganta
Cuando la glándula tiroidea se ve afectada por algún trastorno, es común que también se inflame o aumente de tamaño.
Una vez se produce esto, la persona puede experimentar síntomas como:
Dolor y malestar.
Ronquera.
Hinchazón en el cuello.
Ronquidos.
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