Ha corrido mucha tinta sobre la existencia de vida en otros planetas, desde los más serios estudios científicos hasta las supersticiones más disparatadas. Ya sea causando terror, curiosidad o fascinación, los extraterrestres son un fantasma que intriga a grandes y pequeños por igual.
Pero si hay mil maneras de representarlos hay una constante y es que, visualmente, hemos plasmado este misterio con formas no humanas. Desde Alien hasta E.T. pasando por el noventeroArchivos X y Hombres de negro, en general los aliens son descritos como seres de grandes cabezas alargadas y extraños cuerpos verdes, o energúmenos similares.
Sin embargo, la semana pasada un importante paleontólogo evolucionista de la Universidad de Cambridge, el profesor Simon Conway Morris, publicó su libro Las Runas de la Evolución en donde afirma que si llegaran a existir los aliens y nos los encontráramos, estaríamos muy sorprendidos al ver lo mucho que se parecen a nosotros.
Los astrónomos han descubierto ciertos planetas con características similares a las de la Tierra, y el profesor Conway Morris asegura que no es una quimera que extraterrestres parecidos a los seres humanos puedan aparecer en estos espacios. Y lo explica gracias a la teoría de la ‘evolución convergente’.
En Las Runas de la Evolución expone esta teoría según la cual es posible que especies distintas evolucionen desarrollando rasgos semejantes. En otras palabras, es un fenómeno según el cual estructuras ancestrales distintas que evolucionan independientemente pueden tener un resultado evolutivo semejante.
Un ejemplo de esto es la evolución del vuelo de los pterosaurios, las aves y los murciélagos. El profesor afirma que la convergencia puede ser demostrada en cualquier momento de la historia de la evolución, desde las primeras células hasta la aparición de los sistemas nerviosos. El académico inglés afirma que “ya que esto es así entonces, en principio, en planetas similares a la Tierra en donde la vida es posible la evolución no será tan distinta”.
El autor precisa que sin duda no será el caso en todas partes, que está claro que “no todo planeta similar a la Tierra será poblado por humanoides”, pero que las plantas sofisticadas, por ejemplo, se asemejarán sin remedio a las flores. “No hay mil maneras de hacer una mosca”, añade, “si quieres nadar como un tiburón, sólo hay un par de formas de hacerlo”.
Uno de los pilares de su libro es su voluntad de sacudir a la gente y hacer estallar su curiosidad. “La idea es llevar al lector a entender que es posible que las cosas que consideramos esenciales, por ejemplo la sofisticación cognitiva, la inteligencia, la capacidad de crear utensilios, todo eso también es convergente”.
Y no sólo esto, sino que hay que tener en cuenta que “muchos de los sistemas solares de los cuales tenemos conocimiento hoy en día son preexistentes al nuestro y nos llevan cientos de millones de años de ‘ventaja’”,
Al tratar la famosa paradoja de Enrico Fermi quien se preguntaba (de manera bien antropocéntrica) por qué, si los aliens existen, no han establecido contacto con los humanos, Conway Morris confiesa que en el último capítulo hace alusión al tema añadiéndole algo de diversión a este problema. Y asegura que en el momento en que Fermi formuló su pregunta, la exploración del espacio exterior era muchísimo menor, tanto que no podía ni sospecharse la cantidad de planetas con rasgos comunes con la tierra que serían descubiertos.
Para terminar de despertar la curiosidad de los lectores, Conway Morris menciona controvertidas teorías. “No deberíamos estar solos, pero hasta donde sabemos, lo estamos”, dice. “Quizá los aliens se escondan, como lo sugirió Arthur C Clarke, o tal vez, como lo insinuó Stephen Baxter, vivamos en un mundo virtual”.
“Honestamente no lo sé. Mi sospecha es que no hemos sino comenzado a investigar la superficie de la realidad; y digo ‘realidad’ a falta de una palabra mejor”, precisa el académico.
Y es que por descabellado que suene, la búsqueda de vida en otros planetas nunca ha sido tan intensa. Recientemente la Nasa se lanzó en una nueva misión: reunir a científicos de todos los campos para intentarlo. El proyecto se llama NExSS y planea entender a través del trabajo interdisciplinario cómo puede ser viable la vida extraterrestre.
El famoso robot espacial Philae y la sonda Rosetta, que estudian el cometa Tchouri, también están dando de qué hablar. Habrían identificado indicios de vida extraterrestre, pero al no estar lo suficientemente equipados no se ha podido profundizar la búsqueda.
Y en abril, la jefa científica de la Nasa, Ellen Stofan, manifestó que dentro de una década se tendrían fuertes indicios de vida más allá de la Tierra, y que piensan tener evidencias definitivas en unos veinte o treinta años.
Fuente: www.semana.com
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