viernes, 16 de octubre de 2015

¿SE TE HA HECHO DIFÍCIL CONSERVAR TUS ALIMENTOS POR MUCHO TIEMPO? AQUÍ LA RESPUESTA

Desperdiciar la comida no es una opción para nadie, menos aún teniendo en cuenta la crisis y la problemática de hambre que se está viviendo en muchos lugares del mundo como consecuencia de la escasez de alimentos.

El problema con el que muchas personas se encuentran es que, a veces, aunque no haya intención de dejar perder los alimentos, estos terminan por descomponerse antes de lo esperado y no queda más opción que arrojarlos a la basura.

En la mayoría de los casos esto ocurre cuando no se saben conservar de forma adecuada o por cambios en el ambiente que aceleran su proceso de maduración.

Por suerte, en la búsqueda por reducir la pérdida de alimentos (toneladas diarias) y el impacto negativo que esto genera, se han descubierto algunos trucos sencillos que pueden ayudar a alargar su vida útil. 
¿Te gustaría conocerlos?



Cebolla:
La cebolla es una hortaliza que puede durar hasta dos semanas cuando se conservan en un lugar fresco y libre  de humedad.

No obstante, si por alguna razón las quieres conservar por más tiempo o te ha sobrado algún trozo partido, puedes optar por este sencillo truco:

Corta la cebolla en trozos pequeños, viértelas en un recipiente de plástico y llévalas al congelador.
Cuando desees utilizarlas solo tendrás que descongelarlas y estarán en perfecto estado.
Visita este artículo: Miel y cebollas: remedio para la tos que actúa de forma instantánea

Fresas:


Son difíciles de conservar por mucho tiempo, en especial cuando están expuestas al calor y a la humedad.

Pero para evitar que les aparezca hongo y disfrutarlas por unos días más, vale la pena considerar alguno de los siguientes tips:

Prepara una mezcla de 1 parte de vinagre con 10 de agua y rocíala con un pulverizador sobre las fresas. Luego, utiliza un cuadro de papel de cocina y retírales los excesos de agua.
Si las fresas se están empezando a madurar y parece que ya se van a empezar a descomponer, tritúralas y colócalas en el congelador. La pulpa te servirá para preparar batidos o mermeladas.
Queso:
Refrigerar el queso es una de las mejores formas de conservarlo hasta por semanas. Sin embargo, con el pasar de los días se puede poner reseco y perder su sabor fresco.

Si quieres extender su frescura por 3 o 4 días más, no dudes en practicar lo siguiente:

Toma un poco de mantequilla fresca y aplícala por todos los alrededores del queso.
Recuerda ponerlo en un recipiente hermético para que no se contamine.
Bananas:


Son dulces, deliciosas y van muy bien en muchas recetas. El problema es que tienden a madurarse muy rápido y, al ponerse tan blanditas, ya no resulta tan agradable comerlas.

Para poderlas aprovechar por más tiempo y no dejarlas perder, pon en práctica estos simples trucos:

Toma un poco de papel film y envuélvelo en el rabo del racimo de bananas hasta cubrirlo por completo.
Si ya es demasiado tarde para evitar su maduración, no dudes en aprovechar la pulpa madura para preparar una tarta. ¡Te encantará!
Manzanas:
Suelen durar mucho tiempo, siempre y cuando estén en la temperatura adecuada y alejadas de otros alimentos.

Al partirlas se suelen oxidar y en cuestión de horas ya se han echado a perder. ¿Lo quieres evitar?

Si tienes un trozo de manzana partida, introdúcela en un recipiente con agua y limón para impedir que se ennegrezca.
Verifica que dentro de las manzanas sanas no haya alguna que se esté descomponiendo.
Si tus manzanas están muy maduras, diviértete preparando un delicioso pastel o postre.
Aguacate
aguacate

Cuando el aguacate se madura, lo ideal es comerlo inmediatamente para que no se dañe y pierda su atractivo color verde.

¿Necesitas conservarlo por unos días más?

Introduce el aguacate dentro de un recipiente y acompáñalo de una cebolla; estos dos son los mejores aliados.
Por supuesto, no dudes en aprovecharlo para preparar guacamole o mascarillas para tu piel.

Hierbas aromáticas
Al adquirir las especias aromáticas en su forma seca suelen tener una larga duración en ambientes frescos y secos.

En su estado fresco tienden a durar menos, pero hay un truco especial para no desperdiciarlas.

Pica muy bien las hierbas, introdúcelas en una cubeta para hielos y luego cúbrelas con aceite de oliva.
Llévalas al congelador y utiliza un cubo de aceite cada vez que lo necesites en alguna receta.

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